John Locke fue amigo de Isaac Newton y Robert Boyle; miembro de la Royal Society, consejero y tutor político, medico en activo.
Locke introdujo un sesgo práctico y empírico en su filosofía; en psicología fue An Essay Concerning Human Understanding (El ensayo acerca del entendimiento Humano).
Locke quería entender de qué forma funciona la mente Humana, la fuente de sus ideas y los límites del conocimiento.
Su imagen de la mente era sencilla y clara, y según sus seguidores, de contenido común, su teoría solo difiere en algunos detalles con la de Descartes.
Locke se preguntaba qué es lo que la mente humana conoce, a lo que respondía:
“Desde el momento en que la mente, en todos sus pensamientos y razonamientos, no tiene otro objeto inmediato que sus propias ideas… es evidente que nuestro conocimiento sólo tiene que ver con ellas”.
Recupero la teoría cognitiva de la copia, sosteniendo que las ideas son representaciones mentales de los objetos, no conoce formas o esencias, ni objetos en sí mismos, sino que tan solo conoce sus propias ideas.
“A esto respondo con una sola palabra: de la experiencia, en la cual se fundan todos nuestros conocimientos y de la que estos se derivan en última instancia. Nuestra observación ejercida sobre los objetos sensibles externos o sobre las operaciones internas de nuestra
mente… es la que proporciona todos los materiales del pensamiento a nuestro entendimiento. Estas son las dos fuentes del conocimiento, y de ellas brotan todas las ideas que tenemos o podemos tener de manera natural”.
La primera fuente de conocimiento era la sensación.
La segunda fuente de la experiencia era la reflexión.
Al postular el proceso reflexivo, abordaba una importante cuestión sobre la mente que Descartes había dejado abierta. La reflexividad de Descartes había dado lugar al Teatro cartesiano, separo al yo de la experiencia proyectada en el sobre la pantalla de la glándula pineal, el yo podía observar y examinar críticamente los objetivos proyectados en la conciencia, el grado en el que el yo podía examinarse a sí mismo no estaba claro, estaba seguro de que él era una cosa o sustancia pensante, pero no dijo que supiera cómo pensaba.
Locke proponía que, además de observar su propia experiencia del mundo exterior (sensación), el yo podía observar sus propios procesos metales (reflexión).